En la Central de Diseño de Matadero Madrid, que gestiona DIMAD (Fundación Diseño Madrid y Asociación Diseñadores de Madrid) se están exponiendo los trabajos de la segunda bienal Iberoamericana de Diseño. Con representación de prácticamente todos los países de América Latina y la península Ibérica en todas las disciplinas del diseño, la Bienal es una muestra muy representativa del estado del arte en nuestra región. La bienal al convocar a Diseñadores de toda la región se transforma en un foro de intercambio potente y vital que permite acercarnos a una producción que no se visualiza en las revistas internacionales de diseño.

Al mismo tiempo ponencias, foros de discusión y conversaciones de pasillo hacen que este evento tenga una vitalidad muy rica.

Una vez mas podemos comprobar que los diseñadores conformamos una comunidad sólida y que al intercambiar unas palabras encontramos puntos de acuerdo, reflexiones y aportes sumamente interesantes que provienen de un colectivo culto, inquieto, desafiante y comprometido con su realidad.

Una de las claves que he notado en esta bienal ha sido la de la generosidad, la gente está ávida por mostrar su trabajo pero también de acercarse y con  empatía aportar a los trabajos de otros para así, encontrar soluciones a las problemáticas de los demás.

La muestra cuenta con un montaje de muy alta calidad, con un planteo expositivo claro y contundente que permite mostrar claramente los 400 trabajos presentados. La mayoría de los proyectos están presentados mediante paneles y en los casos de los destacados por el jurado se exponen las piezas.

España está viviendo una profunda crisis económica pero mas aún de confianza. Esto ha marcado profundamente la bienal, desde la concepción de la exhibición a las diversas charlas y debates que se han ido dando. Pero es de destacar como a pesar del gran cambio de escenario la gente de DIMAD (Fundación Diseño Madrid y Asociación Diseñadores de Madrid) se las ha ingeniado para hacer de esta una muestra de calidad y un evento fermental. Para los latinoamericanos, curtidos en décadas de crisis, resulta un poco extraño este contraste entre la riqueza material y de posibilidades que seguimos viendo a nuestro alrededor aquí y el discurso tan gris y opaco que domina a gran parte de nuestros colegas de España.

Pero gracias al liderazgo certero de un puñado de personas de DIMAD se hace carne eso de que el diseño opera en el futuro y se plantea acciones para incidir en él. El conjunto de la selección muestra una gran apuesta de los diseñadores de toda esta región a influír en ese futuro y también evidencia un gran sentido de la realidad y madurez.

Existe un diseño Iberoamericano?

Es difícil aventurarlo, pero viendo la exposición se ve claramente una tónica, una mirada particular. No es un diseño quirúrgico, calculado y rígido, ni tampoco es un desborde de consumo y tecnología.

Se nota ese claro trazo humano que distingue a nuestros países, un sutil toque de humanidad, un gran bagage cultural y una profunda reflexión teórica.

Pero no se trata de un diseño frívolo o una reflexión abstracta fuera de los sistemas culturales y productivos. Se trata de una producción que tiene mucho que aportar al desarrollo integral de nuestros países y en ese sentido la Bienal opera como una vidriera privilegiada donde tomar el pulso a la producción de cientos de creativos talentosos, esforzados y comprometidos con sus comunidades.

Esa impronta puede verse en las temáticas desarrolladas y en su abordaje, tanto en el diseño gráfico, como en la moda o en el diseño de producto. Los proyectos presentados muestran una forma de comprometerse y operar con las condicionantes del entorno muy particulares.

Si bien podría pensarse que eso es solamente fruto de las limitaciones que viven nuestros países, tampoco es menos cierto que la casi totalidad de las piezas exhibidas alcanzan un nivel que nada tiene que envidiarle a otros productos provenientes de entornos mas tradicionales.

Por esto podemos afirmar que ese espíritu se debe mas a una forma de operar, a una actitud frente a la cultura y en ese sentido nos permitiría afirmar que existe una mirada Iberoamericana.

Estamos frente a un gran potencial, si logramos articularlo y poner a nuestras sociedades en la línea de lo que hemos visto aquí, el diseño Iberoamericano tiene un gran futuro. Porque tiene algo distinto que decir, una forma distinta de operar sobre la cultura y una mirada distinta del factor humano, si capitalizamos todo esto seremos ser actores del desarrollo integral de nuestras comunidades.